Las cifras de la producción nacional hasta junio, que acaba de anunciar el INEI, confirman una realidad que ha demorado en reconocer. La economía nacional está sintiendo el golpe de la recesión mundial, como era inevitable en una sociedad que desde 1990 ha multiplicado su integración económica e informativa con el mundo. Para un país tan integrado no es posible un blindaje total. ¿Hay forma de zafar el cuerpo, aunque sea parcialmente? Algunos critican al BCR de no defendernos, pero el crédito ha seguido creciendo y su costo mayormente no es controlado por esa entidad. Devaluar la moneda sería una política sana a la larga, pero de efecto inmediato menor, y para muchos, negativo. También es exagerada la crítica a la lentitud de la inversión pública, pues esta representa apenas 2% del PBI y, por más acelerada que se ponga, no compensaría la ola recesiva mundial. Más bien, nos toca esperar y agradecer la solidez de fondo del país. (El Comercio b1)
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