Estoy aburrido de escuchar que el sector público es lento y que la inversión pública no crece como debía hacerlo. La verdad es que se escuchan cosas que son ciertas y también varios disparates. Pero el más notable de todos lo escuché el otro día antes de entrar a una entrevista en la televisión. Un ilustre analista me dijo (y hay testigo) que la inversión privada se había desacelerado este año fundamentalmente porque el sector público había sido incapaz de acelerar más su gasto y así impedir la desaceleración de la economía peruana. Para este analista no interesaba que el mundo entero está en recesión. Él insistió en que la señal de desaceleración de la actividad pública había sido el detonante del desánimo en las decisiones de inversión privadas. Hoy el Perú tiene ahorros acumulados y acceso al crédito y eso permite poder gastar cuando nuestros ingresos se desploman. Es cierto que al sector público le cuesta ser flexible. Podríamos, por ejemplo, relajar ciertos parámetros para que las distintas entidades del sector público pudieran pagar mejor a aquellos puestos necesarios para gerenciar los mayores presupuestos que hoy manejan. Pero también es cierto que el Gobierno viene gastando mucho más que el año pasado a pesar de que los ingresos fiscales se vienen cayendo. A junio, los ingresos son menores en casi S/.5.000 millones. Eso representa una caída de casi el 18% respecto del año pasado. Muchos hablan de los montos que tenemos ahorrados, pero no de cuánto se va a dejar de recibir. Déjenme poner algunas cifras que pensé que el presidente utilizaría en su discurso, pero no lo hizo. Se dice que se está gastando poco. (El Comercio b2)
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